Lourdes y Leyla, compórtense a la altura.
Cuando revientan bombas en Colombia reaparece el libreto binario: si gobierna la derecha, “autoatentado”; si gobierna la izquierda, “sabotaje de la derecha”. Años de esta pelea de espejos y el saldo es el mismo: estructuras armadas con dinero, logística y control territorial que golpean cuando quieren. El país no necesita consignas; necesita resultados y responsables con nombres y apellidos.
Un día de terror en Colombia: carrobomba en Cali frente a la Base Aérea Marco Fidel Suárez; helicóptero de la Policía derribado en Amalfi con uniformados muertos; a esto se suma un huilense entre las víctimas del ataque al helicóptero y, anoche, explosivos otra vez en La Plata, Huila. Son hechos, no narrativa. Si la “paz total” no reduce atentados, secuestros ni extorsión, entonces no es paz: es eslogan.



El silencio del Pacto Histórico en el Huila es atronador. No bastan mensajes genéricos horas o días después: se requieren posiciones claras y exigencias operativas inmediatas. Leyla Rincón —que ya se mueve rumbo al Senado— y Lourdes Mateus —que aspira a la Cámara— deben entender que representar al Huila implica ponerse al frente cuando el país sangra. Y, sin embargo, cuando la sangre se derrama bajo un gobierno del Pacto, la indignación parece opcional. ¿La vida duele solo cuando gobierna la derecha?

Lo digo sin rodeos: Lourdes Mateus se ha presentado como voz regional de la salud; en 2022 portó un cartel pidiendo que “el soldado, el policía y el guerrillero mueran de viejos”. Ese anhelo solo se honra exigiendo hoy justicia y garantías para que policías y soldados no sigan muriendo a manos de actores armados. Se requieren condenas con dientes, veeduría sobre la atención a víctimas, apoyo en salud mental para las familias y el personal de primera respuesta, y seguimiento público de cómo están respondiendo los hospitales. Hoy también se necesita a la Lourdes del 2022.
En el frente sanitario, la designación de Gloria Libia Polanía como agente interventora está bajo cuestionamiento por un hecho verificable: según el documento oficial “Resultados de la prueba escrita de conocimientos” de la convocatoria RILCO 2025 (Supersalud–UNAL), no aprobó el examen exigido para el registro de interventores. La propia plataforma RILCO mantiene los listados y enlaces de soporte para esa convocatoria. La Supersalud debe despejar cualquier duda de inmediato: publicar puntajes desagregados, acreditaciones y metas trimestrales; y, si no cumple el estándar, relevarla. Al ciudadano le importan cosas concretas: que lleguen los medicamentos, que no se caigan tratamientos y que las citas no se vuelvan tutelas. ¿Dónde está Lourdes Mateus, que dice velar por la salud en el territorio? Si pretende entrar a los temas nacionales, este es el momento de alzar la voz.

También a Leyla Rincón: una aspiración al Senado se mide en la vara más alta. Colombia vivió una jornada de violencia múltiple y el Huila tuvo impacto directo. No hay espacio para tibiezas. Control político ya: al Ministerio de Defensa por control territorial, a la Fiscalía por resultados investigativos y al Gobierno por la coherencia entre discurso de paz y seguridad efectiva en terreno.
La aspiración de Leyla Marleny Rincón al Senado llega en la semana más dura: carrobomba en Cali, helicóptero derribado en Amalfi y explosivos en La Plata. Una candidatura al Senado exige voz inmediata, condena clara y exigencias operativas al Estado, no silencios que suenan a cálculo político.

El Pacto en el Huila dice querer representar al departamento con Leyla en el Senado y Lourdes en la Cámara. Perfecto: entonces compórtense a la altura de los temas nacionales. No es pedir un milagro; es exigir lo mínimo: condena inmediata, trazabilidad de investigaciones, metas medibles y cronogramas públicos. Y, sobre todo, coherencia: los estándares que impusieron a la derecha cuando gobernó son los mismos —o más altos— que deben cumplirse hoy.
Cierro con lo esencial. La paz no se declara en un afiche: se comprueba con menos atentados, menos secuestros, menos desplazamientos, más capturas y sentencias, y control efectivo del territorio. La violencia crece y algunos salen a decir que “la guerra siempre ha estado”, como si fuera excusa. No lo es. Están en el poder. Háganse cargo.