La iniciativa del presidente Gustavo Petro de convocar una Asamblea Constituyente a través de una papeleta en las próximas elecciones ha generado un cierre de filas entre los expresidentes vivos del país. Pese a sus diferencias políticas y personales, todos han coincidido en subrayar la importancia de la separación de poderes y en advertir sobre los límites que impone la Constitución.
Ernesto Samper, a pesar de ser uno de los más cercanos al actual mandatario, también ha expresado reparos frente a la narrativa constituyente promovida desde el gobierno, sumándose así al llamado a preservar la institucionalidad.
La preocupación común de los exmandatarios gira en torno a las implicaciones de alterar el orden institucional vigente mediante un proceso que, a su juicio, podría desbordar los cauces democráticos establecidos.
Este consenso entre figuras históricamente opuestas refuerza el mensaje de que la estructura constitucional debe protegerse de eventuales intentos de reconfiguración sin el debido marco legal.
El llamado de los expresidentes representa un gesto inusual de unidad, con el objetivo de subrayar que incluso en medio de profundas diferencias políticas, el respeto por las instituciones no debe estar en juego.