El costo de un Estado sin responsabilidad

Contexto: El reciente bombardeo de las FF. MM. en el que murieron siete menores de edad en Colombia es una tragedia que exige una profunda reflexión ética y política.

Lo legal: Si bien el objetivo era golpear a grupos disidentes, la muerte de niños —incluso si fueron reclutados forzosamente— nunca debe ser vista como un costo aceptable de la guerra.

Este hecho subraya el fracaso sistemático del Estado en proteger a la infancia vulnerable del reclutamiento forzado —un flagrante crimen de guerra— y, simultáneamente, la necesidad de revisar los protocolos de inteligencia y ataque militar.

La cadena de responsabilidad es doble: la de los grupos armados que los instrumentalizan y la del Estado que, por acción u omisión, no logra garantizar su derecho a la vida. Las justificaciones de la “necesidad militar” palidecen ante la pérdida irreparable de estas vidas. La prioridad absoluta debe ser la defensa de los derechos humanos y la vida de los niños, por encima de cualquier victoria táctica. Colombia debe garantizar una investigación exhaustiva y prevenir que este horror se repita.

Lo político: Ahora tenemos a alias Mordisco balbuceando discursos y declarando al Presidente de la República objetivo militar, insistiendo en que el bombardeo fue una acción bélica contra la población civil y menores de edad (y no una acción militar contra una estructura delincuencial); una jugada de doble rasero en tiempos donde la oposición —pro bombardeos— radica una ponencia de moción de censura contra el ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez Suárez.

Aquí es donde parte la agenda política, más no la de control territorial o recuperación de espacios controlados para el uso armado ilegal de las “disidencias”, grupos más ligados al paramilitarismo que a la supuesta lucha “revolucionaria”.

Quedará en la historia que un mal procedimiento militar y la falta de responsabilidad del Estado fueron utilizados por la extrema derecha y las disidencias de las extintas FARC para hacer política y justificar su oposición al Gobierno que quiso hacer una paz —una paz total— con grupos que no saben más que delinquir, aterrorizar y traficar.

Juzguen ustedes.